domingo, 21 de octubre de 2007

La sociedad de los ensayistas muertos

¿Somos realmente dueños de nuestra propia libertad? Si es así, ¿por qué los demás toman decisiones por nosotros e incluso a veces no nos permiten expresarnos “libremente”?

Sabemos que por ley somos libres y podemos tomar nuestras propias decisiones, para bien, o para mal. Sabemos que la libertad es una condición humana importantísima de la cual no podemos separarnos ni desligarnos, por lo que debemos saber ocuparla lo mejor posible. Dios jamás impuso algo, pues eso atentaría contra la moral cristiana. Es por eso que introdujimos este controversial tema de la libertad con una película llamada “La sociedad de los poetas muertos”, que consiste en la represión, el cambio y las decisiones de un puñado de jóvenes que estudian en Welton, un rígido colegio estadounidense que no permite el libre pensamiento de sus jóvenes, el cuál se vera en “serios problemas” cuando arribe como profesor el ex-alumno John Keating, el cual “reformará” la forma de pensar de los alumnos de Welton.

Tanto en Welton, como en la familia del resto de los alumnos de la escuela, todos los armados son formados bajo la idea del “puro hormigón”; o sea se preocupaban solo de lo académico y dejaban de lado lo valórico, la formación espiritual. El problema de esto es que el “puro hormigón” forma jóvenes fuertes en el ámbito académico, pero esto no los prepara para los “temblores de la vida”, no les da una base, un elemento, para pararse y soportar los “azotes de la vida”. Esto se relaciona de lleno en la película con el método de enseñanza de Keating el cual propone una formación de “hormigón armado”. Esto se puede mostrar en el caso de Neil, un joven que debe seguir las ordenes de sus padres sin derecho a objeción. A pesar de que el teatro es la pasión de su vida y no “un capricho del cual te olvidaras” como decía su padre, no se lo da a entender a su padre como su verdadera forma de expresar sus sentimientos, por lo que este se lo prohíbe determinantemente, pues Neil debe seguir la carrera de médico. Es en ese momento en que Neil comete un grave error, el de mentirle a su padre, lo que conlleva a que éste lo envié a la escuela militar a terminar sus estudios. Neil, no aceptando su realidad, se suicida.

Esto demuestra su debilidad pues al menor temblor, se desmoronó, justo como el hormigón puro, pues si hubiera tenido una formación completa, que mezclara valores con académico, probablemente hubiera resistido a este futuro que le esperaba, justo como lo hubiera echo una construcción de hormigón armado.

Los jóvenes de la película no tenían libertad para tomar sus propias decisiones, puesto que sus padres y los profesores del internado donde estudiaban no les permitían pensar libremente. No encontraban sensato “dejarlos razonar” o enseñarles a tener su opinión propia. En ese momento llega el Profesor Keating, que les enseña a estos jóvenes a opinar y les muestra que son dueños de sus propias decisiones y que pueden ser protagonistas de su vida. Les propone volver a “pensar por si mismos nuevamente, a tener ideas, pues son estas las que cambian el mundo”, citando a Keating.

Keating tiene conductas humanizadoras a lo largo de toda la película, pues propone una educación completa, una educación que no incluya solo conocimientos, sino también valores. Esto se ve reflejado a lo largo de la película. Por ejemplo en el caso de Todd. El, al comienzo de la película, es un joven reservado, que no se atreve a mostrar sus sentimientos ni a expresar su emociones, pues le aterraba lo que pudieran pensar los otros. El señor Keating le enseña a “vivir” la vida, a aprovecharla al máximo, el “Carpe Diem” o “Seize the day” como decían continuamente en la película. Esto le enseña a Todd a “adueñarse” de su propia libertad, que el puede escoger lo que es bueno, y lo que no lo es (moral). Como bien sabemos, conducta humanizadora es una conducta que produce el efecto de fomentar que otra persona haga el bien. Se capta que Todd comienza a hacer el bien cuando comienza a mostrar sus sentimientos a las demás personas, a integrarse y a tener conductas humanizadoras a su vez con otras personas (con Neil por ejemplo, el cual es el caso contrario de Todd, pues este se va deshumanizando a lo largo de la película).

Un caso de deshumanización en la película, como dijimos anteriormente, sería el de Neil. Al comienzo de la película se muestra extrovertido, sentimental, incluso ayuda a los demás. Pero este personaje se va degradando a lo largo de la película. Empieza a desobedecer a su padre y a mentirle, igual que al señor Keating, al cual le dice que su padre lo dejará actuar incluso a dedicarse a eso. Además, poco después de eso su niega a hablar de sus sentimientos con su padre, en una momento crucial de la película, pues haberle dicho lo que sentía, podría haber echo cambiar de opinión al padre. Esto finalmente lo lleva a cometer suicidio que es la acción más deshumanizante que se puede cometer, pues provoca un efecto muy adverso en los más cercanos a él, como por ejemplo en sus amigos de Welton.

El señor Keating los hace ver la vida de otra manera, los saca de su rutina y de los márgenes que les pone la escuela. Les enseña a tener valores, y que tal vez esto es igual o más importante que la formación académica. Pero más que eso los enseña a darse la buena vida, lo que, como dice el señor Keating “no es sólo una oración común”, si no que junto con ella debe estar la razón y tener la capacidad de atenerse a las consecuencias. Es todo lo contrario a lo que hizo Charles Dalton, un compañero de Neil en la película, el cual confunde el “darse la buena vida” o “Carpe Diem”, con hacer lo que a uno se le antoja en una momento dado, como cuando en medio de una reunión estudiantil seria, hace una broma que le cuesta un fuerte castigo. Como vimos en la película, aquella decisión fue deliberada y no aconsejada por la razón.

Como dice Savater: “…perfecto, quieres darte la buena vida, pero una buena vida humana, es decir entre seres humanos, y el proceso de humanización es recíproco, por lo que el darse la buena vida consiste en dar la buena vida a los demás…”

Carpe Diem significa “aprovecha el día”, pero no en el sentido haz lo que se te antoje en el momento y “trata de hacer lo más posible antes de morirte”, sino que tratar de completar el proceso de humanización de tu vida es decir, aprovechar para ser cada vez más humano, más completo, con valores que le permitan discernir y elegir lo que es mejor, no solo para, sino para el resto. En eso consiste el Carpe Diem y por eso se asemeja tanto con el “date la buena vida “de F. Savater, en que ambos son recíprocos con el resto de las personas. Una persona jamás podrá darse una “buena vida” solo, pues esto requiere el contacto con otros humanos. Al fin y al cabo “darse la buena vida” y “Carpe diem” son frases para representar el proceso hacia la humanización, es decir, a hacer mejor a una persona y a uno mismo en una acción recíproca entre estas.

Al final de la película, en el momento en que todos sus alumnos se paran en sus escritorios diciendo “Oh, capitán, mi capitán”, le demuestran a este que efectivamente les enseñó de una manera humanizante, gracias a la cual aprendieron a ser libres. En este contexto, entendemos libertad como el “hacer lo que uno quiera”, es decir tomar tus propias decisiones y poder reflexionarlas antes de elegirla y no que el resto lo haga por ti. Esto es lo que diferencia a, por ejemplo, Cameron (el soplón que no tuvo la suficiente libertad o decisión, para elegir lo mejor) de Todd, que al final de la película demuestra que el de verdad es libre y puede pensar como le de la gana.

Creo que la película encaja perfectamente con lo visto en el texto de Savater. Es una película que toca en lo profundo en el ámbito de lo ético y lo humano, visto de una perspectiva algo diferente de cómo me la imaginaba. La verdad es que, aunque ya había visto esta película, pude verla nuevamente pero de una manera diferente, más madura y más profunda de lo que la vi la última vez

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